domingo, 10 de junio de 2007

"EL CONDE SAN GERMAIN"...


"La existencia histórica del conde se inició en Londres el año 1743. Allá por 1745 tuvo ciertas fricciones con la justicia, pues se había hecho sospechoso de espionaje. Horace Walpole hizo esta observación al respecto: "Está aquí desde hace dos años y no quiere revelar quién es, ni cuál es su origen, si bien confiesa que utiliza un nombre falso." Por entonces se describía al conde como un hombre de estatura mediana, rondando los cuarenta y cinco, muy amable y gran conversador. "Se sabe a ciencia cierta que Saint-Germain era un seudónimo, porque él mismo dijo en cierta ocasión a su protector, el landgrave de Hesse":
"Me llamo Santus Germanus, el hermano santo."
También se sabe que, tras pasar varios años en Alemania, en 1758, se presentó en la corte de Luis XV. Madame Pompadour nos ha dejado una descripción de Saint Germain: "El conde parecía un cincuentón; tenía un aire fino, espiritual, vestía sencillamente, pero con gusto. Lucía hermosos diamantes en los dedos, la tabaquera y el reloj." Aquel forastero, aquel desconocido cuyo título nobiliario era muy dudoso y cuyo nombre parecía incierto, por decirlo de alguna forma, supo abrirse paso hasta el círculo íntimo de Luis XV, quien le concedió varias audiencias privadas. Y ese ascendiente sobre el rey fue lo que irritó sobremanera al ministro Choiseul y lo que acarreó a Saint-Germain la desgracia y el exilio. Finalmente se sabe que el conde pasó la última época de su vida en el castillo de landgrave de Hesse, donde murió, según se dice, el 27 de febrero de 1784. Observemos, sin embargo, que esa "muerte" se produjo durante una de las raras ausencias del landgrave, ocasiones en que solamente rodeaban al conde unas cuantas mujeres fácilmente sobornables."
"Se conoce su historia entre los años 1743 y 1784. Pues bien, busquemos ahora los testimonios de personas fidedignas que lo conocieron antes o después de esas fechas límite. La condesa de Gergy, embajadora de Francia cerca del estado Veneciano, nos da el primer informe. Vio a Saint-Germain en casa de Madame Pompadour y, aparentemente, quedó estupefacta. Según sus propias manifestaciones, recordó haber conocido en Venecia allá por el 1700, a un aristócrata extranjero cuyo parecido con el conde era asombroso, aunque aquél tenía otro apellido. Ella le preguntó si no sería su padre u otro familiar cercano."
"- No, Madame - respondió el conde con gran calma -. Perdí a mi padre hace mucho tiempo. Pero viví en Venecia entre fines del siglo pasado y principios de éste. Por cierto que tuve el honor de haceros la corte, y vos encontrasteis agradables algunas barcarolas compuestas por mí y que ambos solíamos cantar juntos"
"Perdonad mi franqueza, pero eso no es posible. Aquel conde de Saint Germain tendría entonces cuarenta y cinco años, y vos tenéis ahora esa edad."
Madame - contestó sonriendo el conde - yo soy muy viejo."
"- Pero, con arreglo a esos cálculos, vos tendríais ahora casi cien años."
"- ¡Eso no es imposible!"
"Entonces, el conde enumeró ante Madame de Gergy una infinidad de detalles relacionados con la estancia de ambos en el Estado veneciano. Y, por si quedara alguna duda, se ofreció a recordarle ciertas circunstancias, ciertas observaciones, ciertos escarceos..."
¡No, no! - lo interrumpió presurosamente la anciana embajadora - Me habéis convencido por completo; Pero vos sois un... un diablo realmente extraordinario... (Citado por Touchard Lafosse en Les Chroniques de I'oeil -deboeuf.)
"Más allá del año 1784 encontramos una nueva intervención del conde, que no parece dejar lugar a dudas. El año siguiente a su "muerte" oficial participó en la convención masónica de París, celebrada el 15 de febrero de 1785."
"…Hay otra persona cuya afirmación de haber conocido a Saint Germain no puede ponerse seriamente en duda. Se trata de Wellesley Tudor Pole, viajero e industrial a quien le fue conferida la Orden del Imperio Británico y fue acreditado estudioso de arqueología, fundador de la Big Ben Silent Minute Observance, presidente del Chalice Well Trust de Glastonbury y gobernador de la Glaston Toru School for Boys."
"En su libro The Silent Road, Tudor Pole describe un extraño encuentro mientras viajaba en el Oriente Express. Era en la primavera de 1938, y se dirigía a Constantinopla, leyendo el Infierno de Dante."
"En un paradero de Bulgaria, Tudor Pole miró por la ventanilla y vio un hombre de edad mediana, apuesto y bien vestido, que caminaba sobre la nieve, en el terraplén de la vía férrea. El hombre sonrió y saludó con la cabeza al sorprendido viajero inglés. El tren arrancó y pronto entró en un túnel, pero el vagón de Tudor Pole siguió con las luces apagadas. Cuando el tren salió del túnel, el desconocido estaba sentado en el rincón opuesto. Entonces vio la obra de Dante que estaba leyendo Tudor Pole e inició una fascinante conversación sobre el problema del cielo y el infierno y el enigma de nuestro actual estado de existencia."
"Tudor Pole dijo que su compañero de viaje hablaba con impecable acento, pero evidentemente no era inglés. Su atuendo y el sesgo de su mente sugerían que muy bien podía ser húngaro. Invitó al desconocido a comer con él, a lo cual replicó sorprendentemente que no comía manjares."
"Un poco aturrullado, y comprendiendo que aquel hombre no era un viajero corriente, Tudor Pole se dirigió al coche restaurante. Cuando volvió una hora más tarde, su misterioso visitante se había ido."
"Unos días después, Tudor Pole estaba en el andén de Scutari, junto al Bósforo. Su equipaje estaba ya en el tren."
"Volvió a aparecer mi amigo del Oriente Express; estaba entre la muchedumbre, a cierta distancia de mí, y sacudía vigorosamente la cabeza. Desconcertado, dejé que el tren se marchase sin mí. Poco después, este tren sufrió un accidente a unos ciento cincuenta kilómetros de donde yo me hallaba. En definitiva, recobré mi equipaje. Parte de él estaba manchado de sangre.
"Tudor Pole no identificó al desconocido en su libro, pero Walter Lang, que escribió la Introducción y también unos comentarios sobre otro de sus libros, preguntó a Tudor Pole: "¿Sabe quién era el hombre del tren?" Pudor Pole respondió: "Sí. ¡Era Germain!".